La dimensión interior es el espacio íntimo, es el espacio de evolución, el espacio subjetivo, el espacio intangible, el espacio creativo, el espacio donde se genera la visión y desde donde veo, el espacio de la experiencia, de cómo me vivo. Condiciona el comportamiento, las relaciones, y las estructuras que creamos para organizarnos.
Este espacio es solamente humano y es imprescindible reconocerlo y atenderlo. De hecho los cambios sociales se impulsan desde la esfera del “Yo”, tanto en el interior (lo que somos), como en el exterior (lo que hacemos), aunque sea la esfera del “Nosotros” la que clama por el cambio y expresa su necesidad.
Desde la invisibilidad del espacio íntimo, la conciliación entre la vida familiar, profesional y personal se hace imposible.
Desde la invisibilidad de este espacio se hace imposible también, replicar experiencias innovadoras y de éxito cuando se dan en contextos “aparentemente” diferentes.
Desde el desconocimiento profundo de este espacio, de su lenguaje, de su necesidad, de su potencial y de su poder estamos “llamando” y a la vez “cerrando la puerta” a la Innovación y al Cambio de Paradigma.
Es importante que toda la metodología dirigida al conocimiento y a los procesos relacionados con la dimensión interior de las personas, sea cuidadosa, sutil y compasiva y dirigida por personas que acompañen, apoyen y experimenten a su vez.
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